I Nuestra tierra, avalancha de oro, se prodiga a los cuatro horizontes, con la audacia bravia del coro de sus valles, sus rÃos, sus montes. Es crisol y también es cisterna: en su seno la idea se escancia; voluntad es su fuerza, constancia, su virtud palpitante y eterna. | VI Con el fuego de nuestros volcanes encendieron nuestros volcanes la aureola de esta noble solar de los Juanes, que es una india con alma española. Y su pecho es un bronce sonoro en que vibra ese lema sagrado: libertad e hidalguÃa, tesoro de la pluma y también del arado. |