Bizcochos San Pedro, es uno de los negocios más tradicionales de Cayambe porque el proceso de realiza manualmente y el producto final sale de un horno a leña.

Hace 29 años, Rafael Méndez y su madre iniciaron con el negocio, pero no imaginaron la popularidad que alcanzarían, sobre todo, porque Rafael comparte su tiempo con el sacerdocio. Es párroco de la La Esperanza y Tocachi, y es muy querido por su pueblo.

Cuando no está en la iglesia, pasa el tiempo elaborando bizcochos en su casa ubicada en la calle Olmedo, frente al cementerio. Remplaza la sotana por un delantal y la Biblia por la masa.

Conforme pasa el tiempo, la clientela va creciendo, razón por lo cual, elabora entre 6.000 y 12.000 bizcochos diarios. Es un experto en moldear la masa, extenderla, cortarla en pedazos exactos, colocarla en las latas y poner los bizcochos al horno.

Junto a cuatro personas dan forma a los bizcochos, otra persona se encarga de mezclar los ingredientes para lograr la masa perfecta. La receta no constituye ningún secreto.

Un total de 30 bizcochos son colados en cada lata, que reposan un tiempo antes de ingresar al horno de leña, que fue fabricado en ladrillo. El horno se prende a las 8h00, y el calor empieza a inundar el ambiente.

Queremos que el producto final tenga sabor a tierra, a eucalipto".

Rafael manifestó que continuará con las dos actividades hasta que Dios le permita. Se siente una persona realizada y hasta se considera un mimado del Señor porque le ha dado todo.

Empezó muy joven a trabajar para sostener su familia, puesto que nació en un hogar humilde. Incluso, cuando ingresó al Seminario Mayor, los fines de semana regresaba a Cayambe para elaborar bizcochos.

Su madre, María Méndez, de 72 años, es muy activa en el negocio. Ella está pendiente de lo que falta para la preparación de los bizcochos, y que los clientes regresen.