I ¡Salve hermoso jirón de la Patria! ¡Esmeralda de inmenso valor! ¡Qué admirable y fecundo es tu suelo! ¡Y qué bellos tus campos en flor! ¡Tierra hidalga!, la luz de tu cielo baña de oro y riqueza tu faz, para hacerse canción en las almas y tornarse en efluvios de paz.
| II De las ruinas, escombros, cenizas en el que hado fatal te sumió, renaciste riente y lozana, como nadie jamás te soñó. Y hoy natura a tus pies se engalana, tus ciudades son fruto en sazón, y una pléyade activa y gallarda te ha ofrecido su amor y su acción. |